Hay algo sobrenatural en tu manera de bailar y es que hay veces, no muchas ni tampoco pocas, que pienso en ti. Hay algo retorcido desde esta alegre impunidad y es que hay noches proclives a las averías que pienso en ti.
No salgo de este pensamiento circular con la cabeza vacía y es que hay noches que todo es una porquería... y pienso en ti y en el deseo; en la bendita oscuridad. Hay veces, no muchas ni tampoco pocas, que pienso en ti.
Pienso en un anillo de fuego, con mi gloriosa inmunidad, y es que hay noches que escucho muchas tonterías y pienso en ti. Hay algo delicado en el abandonarse a los demás, y es que hay noches que como muchas chucherías y pienso en ti.
Son las miradas lanzadas a la cara, las que me hacen recordar lo que nos estamos perdiendo; son las palabras, sutiles y empapadas que tienen el poder de transformar mi tiempo y levantar el viento desde esta cama.
Mi crecimiento personal en una cama vacía... y es que hay tardes que todo parece mentira y pienso en ti. Y sin duda hay veces que pienso en todo lo que había y pienso en ti. Me balanceo, lo que me puede marear y mis brazos girando siempre a la deriva, pensando en ti. Como el Doctor Manhattan, ajeno a la realidad y es que hay días que ya no tienen melodías y pienso en ti...
En mi manera de bailar desde esta alegre impunidad. En mi cama vacía, o en las averías. Hay algo delicioso en tu manera de bailar y es que hay veces, no muchas ni tampoco pocas... que pienso en ti
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