Aún me duele al recordar cómo me miraste en aquel bar con los ojos del ladrón que se acerca sigiloso a revolver un corazón; ese corazón que meses después dijo "sí" sin mirar atrás y con el mundo a nuestros pies nos prometimos todo y más.
Y ahora... ya no importa recordar que te quise sin piedad, o que las flores se apartaban para vernos caminar. Sin darnos cuenta nuestro cielo se llenó con estrellas que vender, y el corazón que tan sigilosamente me robaste, se arrugó como el papel.
No paro de preguntarme ¿Qué nos ha pasado? Mira dónde estamos tú y yo; y a lo que hemos llegado... En estos momentos es cuando me percato de la razón que tenía cuando te decía que es para valientes apostar por el amor.
A pesar de que nos creímos intocables, lo que tuvimos se acabó y el amor se nos murió. A veces, es mejor escuchar los silbidos del viento, arrastrando sueños pasados, sobre todo cuando no hay nada de lo que hablar.
By PB
0 comentarios:
Publicar un comentario