Nunca volveré a tocar de nuevo tu cuerpo y es que a pesar de que dimos lo mejor de nosotros, este es el final. Dijimos que lo intentariamos, pero viendo que todo lo que construimos se desvanece poco a poco me preparo para el adiós.
No voy a negarte que te extraño. Echo de menos verte dormir tranquilo entre esas sábanas a las que envidio con cada fibra de mi ser por robar tu aroma todas las noches. Es una sensación agridulce y hermosa que me persigue y me atormenta en mis sueños.
Y me obligo a creer que estarás bien cuando dices "todo irá bien" mientras te vas desvaneciendo en la bruma de la despedida. Pasará el tiempo y me recuperaré, pero... ¿estarás bien tú? Mi mente está perdida en una espiral de la que no puede salir y no parar de pensar en la forma en la que todo esto acabó. ¿Llegará ese día en el que haya aprendido la lección de lo nuestro y entonces lamentarlo?
Y sin embargo, no puedo apartar la vista de ti ni fijar mis ojos en otra cosa que no sea tu mirada. Cada día intento enfrentarme a la realidad impuesta por los actos que cometimos, sabiendo que... nunca volveré a tocar de nuevo tu cuerpo.
0 comentarios:
Publicar un comentario