martes, 4 de marzo de 2014

All this and Heaven too

El corazón es difícil de traducir ya que tiene su propio lenguaje. Habla y se convierte en un tranquilo suspiro, en oraciones y proclamaciones. En los grandes días de los grandes hombres y hasta el más pequeños de los gestos, en diminutos jadeos superficiales.
Sin embargo, a pesar de toda mi educación aún no puedo dominarlo y las palabras se me escapan devolviendo todo aquel daño y me gustaría poder ponerlas en una poesía si supiera cómo... pero creo que nunca sabré. 

Así que daría todo lo que tengo y el cielo, daría todo por entender, aunque fuese por un solo instante, el significado de sus palabras, ya que llevo toda la vida escuchándole pero nunca entiendo lo que dice en absoluto. A veces me habla muy bajito y canta para mi en su interior, mientras que otras rompe a llorar en mitad de la oscura y fría noche hasta que le encuentra la luz del alba.

Pero... pensándolo bien, amigas palabras, ¡Pobre lenguaje!, él no se merece este trato. No todas las fases de mi tropiezo se escaparon, así que no vale la pena lamentarse por este sentimiento. Todo ese cielo que estaría dispuesto a dar nunca podría llegar a describir la sensación que siento.

Ahora me doy cuenta de que las palabras nunca fueron tan útiles por lo que he decido gritar un lenguaje que ni sabía que existía antes.



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