Gérmenes, enfermedades, toxinas... Nuestros cuerpos se topan con amenazas constantes bajo la superficie, escondidas. Aunque no nos demos cuenta, el cuerpo esta protegiéndose continuamente. Cada vez que parpadeamos, se eliminan miles de microbios indeseados. Si respiramos demasiado polen, estornudamos. El cuerpo sabe cuando se ha topado con algo que no le pertenece, detecta al invasor, libera sus leucocitos y ataca.
Sin embargo, justo cuando creemos que lo tenemos todo claro, el universo nos desafía tal y como lo hace nuestro cuerpo ante las amenazas. Ante esta situación, teneos que improvisar.
Encontramos la felicidad en los lugares inesperados. Nos damos cuenta de las cosas que nos importan. El universo... es así de extraño, a veces sabe ponernos exactamente donde tenemos que estar.