Algún día me pedirás que te cuente la verdad, que te explique lo que no tiene explicación. Aunque ese día vacile o te falle, existe una respuesta. Una verdad sagrada e imperecedera, pero que jamás podrás descubrir solo. Puede que conozcas a tu perfecta alma gemela, a tu perfecto contrario, a alguien que te proteja cuando estés en peligro. Puede que te embarques con ese otro en el más grande de los viajes, en la búsqueda de una verdad huidiza e imprevisible. Si algún día se te presenta esa posibilidad, no vaciles ni falles a la hora de aprovecharla. La verdad esta ahí fuera, y si algún día presencias un milagro como yo lo viví contigo, te darás cuenta de que la verdad no se encuentra en la ciencia, ni en el plano de lo desconocido, sino en lo más hondo de tu corazón. En ese momento te sentirás bendecido y afligido a la vez, pues las grandes verdades son aquellas que nos mantienen unidos, o aquellas que nos mantienen dolorosamente y desesperadamente distanciados.
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