Traté de describir el tedio y la constancia de algunas cosas verdaderas, y creí que duraderas. Conté hacia atrás para dormirte y fracasé.
Tu me dedicaste el espacio, la cordura, la lluvia caliente y húmeda; la historia de tu espera que viene a dormir las tardes de Junio y que dejan pasar en su nombre el dolor.
Mira el pecho abierto con tu corazón inmóvil; esta a punto de partirse en millones de colores. Vas a morir en ese momento y serás afortunado si no deja de doler.