El tiempo transcurre en momentos. Momentos que tras su paso, definen la trayectoria de una vida con la misma seguridad con la que conducen a su final. ¿Nos paramos alguna vez a examinar ese camino? ¿A comprender los motivos por los que ocurren todas las cosas? ¿A considerar si el camino que tomamos en esta vida es obra nuestra o simplemente nos dejamos llevar por él con los ojos cerrados? Pero... ¿y si pudiéramos detenernos para evaluar cada momento antes de que sucediera? ¿ Veríamos entonces las innumerables bifurcaciones del camino que van conformando nuestra vida? Y a la vista de dichas bifurcaciones, ¿tomaríamos otro camino?
Desde el espacio, parece una abstracción, el truco de un mago en un oscuro escenario. Desde esa distancia, uno jamás imaginaría que está vivo. La vida apareció por primera vez en el mar hace casi 4.000 millones de años en la forma de organismos unicelulares. En una explosión de vida que abarcó millones de años, comenzaron a multiplicarse los primeros seres vivos multicelulares de la naturaleza y después, su desarrollo se detuvo. Hace 440 millones de años, una extinción masiva acabó con casi todas las especies del planeta, dejando los vastos océanos diezmados y vacíos. Lentamente, las plantas fueron evolucionando. Después los insectos, para volver a desaparecer en una segunda extinción en masa sobre La Tierra. El ciclo se repitió una y otra vez. Los reptiles emergieron del mar para extinguirse de nuevo. Mas tarde los dinosaurios lucharon por sobrevivir junto a las primeras aves, peces y plantas. Fueron diezmados por la cuarta y quinta extinción.
El Homo Sapiens, apareció hace solo 100.000 años. El hombre, desde las pinturas rupestres hasta la Biblia, desde Colón hasta el Apollo XI, ha puesto su empeño en La Tierra y fuera de ella, en catalogar el mundo natural según lo ha ido descubriendo. La población mundial alcanza los 5.000 millones de personas todas descendientes de aquella primera célula original. Aquella primera chispa de vida. Pero a pesar de todos nuestros conocimientos, lo que nadie sabe con certeza, es qué o quién prendió aquella primera chispa. ¿Tiene nuestra existencia un objetivo, un propósito o una razón? ¿Caeremos como nuestros predecesores en el olvido después de la sexta extinción que los científicos advierten que se aproxima? ¿O será revelado el misterio a través de una señal... un símbolo,... una revelación...?
Comenzó con un acto de suprema violencia. El Big Bang se extendió en todas direcciones. El Cosmos nació de materia y gas. Materia y gas hace 10.000 millones de años. ¿De quién fue la idea? ¿Quién tuvo la audacia de llevarla a cabo y cuál fue el motivo? ¿Formábamos parte de aquel plan hace 10.000 millones de años?¿Hemos nacido sólo para morir, para ser fecundos y multiplicarnos, poblar La Tierra y dejar paso a nuestros descendientes? Si hubo un principio, ¿Habrá también un final? Ardemos como hogueras solo para ser extinguidas, para rendirnos ante el eterno reclamo de los elementos. Materia y gas. ¿Acabará todo esto algún día? ¿La vida dejará de crear vida, La Tierra quedará yerma como las estrellas del cielo, como el Cosmos? ¿Dejará la mano que la prendió que se apague la llama, que se consuma? ¿Poderemos extinguirnos también nosotros? ¿Quién decidirá si seguirá ardiendo este fuego de la vida que vive en nuestro interior? ¿Quién alimentará sus llamas?¿Podrá volver a prender la chispa cuando esta se enfrie y se debilité?
El dolor encogió su quebradizo corazón como si fuera a romperse en mil pedazos. Su contenido correria como promesas rotas hasta los huecos en los que su amor se solía albergar. Cómo podia saber que aquel dolor se desvanecería. Que el amor, a diferencia de la materia o la energia era una fuente inagotable en el universo, un germen que crece de la nada, que no puede ser erradicado ni siquiera de los corazones mas sombrios. Si ella lo hubiera sabido, y quién sabe si lo hubiera creído, no se habría arriesgado a permanecer junto su triste tumba hasta aquellas horas de modo que tal vez no hubiera descubierto la segunda verdad que se hallaba al terminar la primera. Que recibir amor es como portar una vasija que puede perderse, romperse, o peor aun, derramar sangre al suelo; y que el amor no es inmutable, puede transformarse en odio, como la noche deja paso al dia, como la vida deja paso a la muerte.
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