martes, 31 de mayo de 2016 0 comentarios

A la intemperie, solos.


Cuando los niños nacen se ponen a llorar como si no hubiese un mañana. Es un llanto fuerte, irritante. Y es que es injusto... A ese adorable bebé lo han sacado a la fuerza del útero materno y tiene que respirar con sus pequeños pulmones. Es la naturaleza humana. Nadie quiere que le dejen a la intemperie, rechazado y solo.

Cariño, aceptación y amor incondicional. Todos queremos eso; lo buscamos. Pero cuando lo encontramos, es aterrador porque tan rápido como lo encontramos puede desaparecer y volvemos a la intemperie... solos.
 
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